viernes, 29 de junio de 2012

La muerte es, en esencia, un proceso terminal que consiste en la extinción del proceso homeostático de un ser vivo y, por ende, concluye con el fin de la vida. El proceso de fallecimiento.

El adulto mayor puede desarrollar la desesperanza, en donde no acepta la realidad inevitable de los cambios y la muerte, siente que el tiempo  y las oportunidades en su vida se han agotado, generando sentimientos de  amargura y desesperacion por el tiempo perdido, lo cual le difculta sobrepasar los cambios propios de esta etapa de desarrollo.

La llegada de la adultez mayor pone a la persona ante cambios y perdidas que repercuten
en la calidad de vida, su estabilidad emocional y trae consigo la conciencia de que la muerte esta cada vez mas cerca.

El adulto mayor percibe la muerte como algo inminente, lo cual es el resultado de haber vivido y  enfrentado numerosas perdidas fisicas, sociales y psicológicas. esto se convierte en un entrenamiento  de como enfrentar y responder a las exigencias finales, a una enfermedad o la muerte.

Podemos conluir que las pesonas desconocen las condiciones en que la muerte llegara a sus vidas. Sin embargo, es la incertidumbre y el temor de no saber el lugar, la edad, el momento y sobretodo la forma en como van a morir lo que genera un sinnumero de sensaciones, siendo la principal el miedo.

Demencia

La demencia se conceptúa como una disminución profunda de diversas funciones cruciales que origina la pérdida de la independencia personal y social en una persona previamente competente. La demencia degenerativa o enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia y es un trastorno exclusivo del sistema nervioso central en el que se produce una lenta destrucción y atrofia de la corteza cerebral. Su diagnóstico definitivo se basa en la comprobación anatomopatológica de la presencia de haces neurofibrilares y placas neuríticas en una densidad determinada, pero se puede establecer un diagnóstico probable basado en la clínica y en la evaluación neuropsicológica.

La demencia es una trágica realidad que afecta, obviamente, a la persona que la sufre pero, en una medida igualmente importante, a todo el que día tras día cuida de alguna persona afectada. Por consiguiente, dentro de la familia la mayor responsabilidad del cuidado suele recaer sobre uno de sus miembros, llamado cuidador principal.  Cuidar en el hogar implica una relación íntima con la otra persona por la que demostramos preocupación, sintiéndonos menos libres  y con obligación y responsabilidad.

Las fases de esta enfermedad:

La fase inicial de la enfermedad puede durar unos dos años y en ella suelen aparecer fallos en la memoria reciente, desinterés, humor deprimido, cambios en la personalidad, episodios leves de desorientación y falta de adaptación a situaciones nuevas.
Sin embargo, en la fase intermedia puede desarrollarse durante 3-5 años. El detrimento de la memoria es más comprometido y afecta no solo a la memoria reciente, sino también a la remota. Emergen alteraciones del lenguaje, la escritura, la lectura, el cálculo, apraxias y agnosias. Muestra dificultad con el aseo, el vestir o la comida. Pueden aparecer síntomas psicóticos. Además, en esta fase el paciente tiene dificultad para mantener sus relaciones sociales y es incapaz de mantener una discusión sobre un problema.

Mientras, en la fase terminal (demencia grave), el enfermo es incapaz de andar, se inmoviliza, se hace incontinente y no puede ejecutar ninguna actividad de la vida diaria. El lenguaje se hace ininteligible o presenta mutismo. A veces se produce disfagia y hay riesgos de neumonías, deshidratación, malnutrición y úlceras por presión. Los enfermos pueden permanecer en cama y suelen fallecer de una neumonía u otra infección.

A medida que la demencia va progresando, el enfermo se vuelve más inseguro de lo que le rodea y de los que le rodean o lo que los demás quieren de él. Muchos pacientes se refugian en las personas que transmiten mejor el sentimiento de seguridad. Hay una gran cantidad de comportamientos que aparece a medida que la enfermedad de Alzheimer o el nivel de deterioro cognitivo avanza

martes, 26 de junio de 2012

Depresion en el adulto mayor

Uno de los problemas más comunes es la depresión profunda, que se caracteriza porque las personas mayores sufren pérdidas acumulativas, por ejemplo la muerte de cónyuges y amigos. El deterioro de su salud, capacidad física (lo que las hace sentirse menos independientes), y la pérdida de control contribuyen a la persistencia de la depresión.
Esas explicaciones tienen sentido, pero no es del todo claro que la depresión sea un problema significativamente peor en la adultez tardía que más temprano en la vida. Algunos estudios sugieren que la tasa de depresión en realidad sería menor durante la edad adulta tardía. Una razón para este hallazgo contradictorio es que existen dos tipos de depresión, una que continúa desde las etapas tempranas de la vida y la otra que ocurre como resultado del envejecimiento.

 En la mayoría de los estudios nacionales e internacionales la depresión es más frecuente en el sexo femenino, lo cual puede ser debido  a las diferencias biológicas existente entre ambos sexos y los eventos que ocurren en la vida de la mujer que la convierte en más vulnerable.
    

 Muchos estudios informan que al incrementarse la edad, disminuye la posibilidad de ser diagnosticada la depresión en los ancianos.  La condición de  ser  viudo y soltero,  desde el  punto de vista psicológico y social, los convierte en más vulnerables a la depresión.

En los ancianos, en los que la depresión evoluciona desfavorablemente, con síntomas importantes de alta intensidad y en los que además existe enfermedad física, el potencial suicida es muy elevado, mostrado en los resultados de nuestro trabajo.

El reconocimiento de la depresión en el adulto mayor es más difícil porque el paciente es reacio a manifestar dichos síntomas, porque no se indaga sobre estos, por parte del clínico, y se señala que es muy importante buscar cambios en la conducta como indicador de depresión

martes, 12 de junio de 2012

Teorias psicosociales del envejecimiento

Mediante la percepción, la información recopilada por todos los sentidos se procesa y se forma la idea de un solo objeto. Es posible sentir distintas cualidades de un mismo objeto y, mediante la percepción, unirlas, determinar de qué objeto provienen y determinar, a su vez, que es un único objeto. Así entonces puede ser que una persona viviendo experiencias similares a otra, tenga una visión totalmente distinta sobre la misma porque su proceso de percepción es producto de su interpretación personal. La percepción será, entonces, un factor intrínseco o interno que afecte directamente la vivencia de la vejez de los sujetos.
También hay algunas teorías que nos hablan sobre los factores psicosociales del envejecimiento, como las siguientes:
Teorías psicosociales del envejecimiento
Teoría de la Separación. Afirma que a medida que la gente va envejeciendo, aparece una tendencia natural a alejarse social y psicológicamente del ambiente, de las actividades sociales y de otras personas.
Teoría de la Actividad. Sugiere que la continuación de un estilo de vida activo tiene un efecto positivo sobre la sensación de bienestar y satisfacción de los viejos.
Teoría de la Personalidad y el estilo de vida. Demuestra que existe una relación entre el tipo de personalidad y los patrones de envejecimiento.
Teoría de Intercambio. Sostiene que las personas con las mayores necesidades son las que pierden más poder y que quienes satisfacen sus necesidades son las que obtienen el poder.
Teoría de la Reconstrucción Social. Describe la manera en que la sociedad reduce el autoconcepto de los ancianos y propone formas de revertir este ciclo negativo.
Los individuos interpretan situaciones cotidianas de distinta forma según el papel que interpretan dentro de la sociedad, estas situaciones o influencias ambientales abarcan los campos de empleo, hogar, relaciones y, si alguna de éstas no es satisfactoria, hará que la persona se frustre y llegue a caer en depresión”; si estas esperanzas, aspiraciones y expectativas se ven defraudadas constantemente el sujeto corre gran peligro” .

sábado, 9 de junio de 2012

Autoestima en la vejez

Una de las primeras necesidades de todo ser humano es la de sentirse aceptado, querido, acogido, perteneciente a algo y a alguien, sentimientos estos en los que se basa la autoestima. La autoestima consiste en saberse capaz, sentirse útil, considerarse digno.
Por lo tanto no puede haber autoestima si el individuo percibe que los demás prescinden de él. Así lo veía ya el viejo Maslow en su famosa pirámide de necesidades, donde describe un proceso que denominó autorrealización y que consiste en el desarrollo integral de las posibilidades personales.
Autoestima consiste en las actitudes del individuo hacia sí mismo. Cuando las actitudes que este mantiene hacia sí mismo son positivas hablamos de buen nivel o alto nivel de autoestima. Al nombrar la palabra actitudes ya hemos incluido el mundo de los afectos y sentimientos y no sólo el de los conocimientos, pues los componentes de la actitud encierran gran variedad de elementos psíquicos. De ahí que para la educación y formación de las personas nos interesa mucho formar en actitudes porque así aseguramos una formación integral y no fraccionaria. Por lo mismo que las actitudes se encuentran integradas por factores cognitivos, afectivo – emotivos y conductuales, es muy difícil cambiarlas, pues radican en lo más profundo de la personalidad. Por eso también, un adecuado nivel de autoestima es garantía de que el sujeto podrá hacer frente con dignidad a importantes contrariedades de la vida; no decaerá su ánimo fácilmente.
En vista de esto, si a una persona que se siente bien, saludable y con fuerzas, le decimos que ya no nos hace falta, es muy probable que influyamos en el deterioro de su autoestima al hacerle ver que el grupo puede prescindir de ella, que su pertenencia al "nosotros" ya no es tan evidente. Es como decirle que el aprecio que sentíamos por él/ella era sólo en cuanto que su aporte y presencia nos era útil, pero ahora las cosas cambian: tu presencia no nos es necesaria porque ya no nos puedes aportar nada.
El adulto mayor saludable se siente desconcertado ante dos experiencias de vector contrario: por un lado él se siente bien y con ganas de trabajar, pero por otro lado la sociedad le dice que ya no lo necesita. Es un duro golpe para su autoestima, pues como decíamos antes, una de las bases importantes para alimentarla se encuentra en el sentimiento de pertenencia.
Pero la autoestima es un todo muy complejo. Todo el valor afectivo, emotivo que ella encierra no se limita sólo a efectos anímicos sino que proyecta sus múltiples consecuencias también hacia lo físico y somático. Estudios modernos prueban que el enfermo se recupera mejor si además de los cuidados médicos y fármacos cuenta también con toda esa red de arropamiento acogedor que representa la mano tierna y cariñosa dispuesta a brindarle un amor incondicional. No sólo el enfermo se recupera mejor cuando es atendido con amor, sino que a causa del amor, una persona puede permanecer más inmune a la enfermedad que aquella otra carente de esta experiencia amorosa.

sábado, 2 de junio de 2012

Calidad de vida

La longevidad creciente tiene exigencias propias que no pueden desconocerse y se debe asegurar que el alto costo necesario para llegar a viejo se vea compensado con una vida con calidad, en el adulto mayor.

‘Calidad de vida’ es un expresión lingüística cuyo significado es eminentemente subjetivo; está asociada con la personalidad de la persona, con su bienestar y la satisfacción por la vida que lleva, y cuya evidencia esta intrínsicamente relacionada a su propia experiencia, a su salud y a su grado de interacción social y ambiental y en general a múltiples factores.
‘Calidad de vida del adulto mayor’, según Velandia (1994) es “la resultante de la interacción entre las diferentes características de la existencia humana (vivienda, vestido, alimentación, educación y libertades humanas); cada una de las cuales contribuye de diferente manera para permitir un óptimo estado de bienestar, teniendo en cuenta el proceso evolutivo del envejecimiento, las adaptaciones del individuo a su medio biológico y psicosocial cambiante, el cual se da en forma individual y diferente; adaptación que influye en su salud física, fallas en la memoria y el temor, el abandono, la muerte, la dependencia o la invalidez”
Krzeimen (2001) sostiene también que la calidad de vida del adulto mayor se da en la “medida en que él logre reconocimiento a partir de relaciones sociales significativas; esta etapa de su vida será vivida como prolongación y continuación de un proceso vital; de lo contrario, se vivirá como una fase de declinación funcional y aislamiento social del adulto mayor”
Según Martín (1994), otro elemento significativo en la calidad de vida del adulto mayor es que él siga teniendo una participación social significativa, la misma que para el autor “consiste en tomar parte en forma activa y comprometida en una actividad conjunta, la cual es percibida por el adulto mayor como beneficiosa”

Por lo expuesto el significado de la calidad de vida del adulto mayor debe ser abordado desde el enfoque cualitativo, es una categoría de diseños de investigación que extraen descripciones a partir de observaciones por narraciones, notas de campo, grabaciones, inscripciones de audio, registros escritos de todo tipo  parte de la realidad concreta y de los datos que esta le aporta, sirven para llegar a una teorización posterior, a través del análisis e interpretación de la información y su comprensión.

jueves, 31 de mayo de 2012

atencion y percepcion en la vejez

Hay que reconocer la importancia de la ejercitación de la atención y la percepción en el ambiente cotidiano del adulto mayor, ya que ambas funciones corticales superiores tienen una íntima relación con la capacidad psicológica de la memoria, además de considerarse que la afectación de dichas funciones puede provocar pérdida de validismo, dependencia y discapacidad, una vez que se ha iniciado el deterioro cognitivo.
La sociedad necesita adultos mayores sanos, los profesionales de la Atención Primaria de Salud tenemos la responsabilidad social de desarrollar acciones de prevención y rehabilitación del deterioro mental en el adulto mayor, porque su salud y calidad de vida están muy relacionadas con un adecuado funcionamiento cognitivo.

En la clasificación de atención podemos distinguir 4 componentes: alerta, atención selectiva, atención sostenida y atención dividida.

 Alerta: es la capacidad de vigilancia que tiene el organismo para poder adaptarse y sobrevivir en un ambiente cambiante.

 Atención selectiva: es la capacidad que nos permite seleccionar voluntariamente e integrar estímulos específicos o imágenes mentales concretas. Es el componente que nos permite categorizar las cosas y realizar un adecuado tratamiento de la información.

Atención sostenida: es la capacidad de concentración que nos permite mantener el foco de la atención, resistiendo el incremento de fatiga a pesar del esfuerzo y de las condiciones de interferencia y distractibilidad. Es un mecanismo complejo que implica la interacción de aspectos motivacionales más que cognitivos.

 Atención dividida: es la capacidad que nos permite alternar entre 2 o más focos de atención. Puede ser entre 2 estímulos diferentes, o entre un estímulo y una imagen mental.
En los adultos mayores la atención, sobre todo si debe ser mantenida voluntariamente, disminuye.
El comportamiento de la atención sufre cambios con la edad que se manifiestan en un declive en la tasa de exactitud en la detección de señales, que podría interpretarse como una disminución progresiva en el grado de vigilancia, manifestada en tareas que requieran atención mantenida.